Vínculos afectivos en la adolescencia
La adolescencia y los vínculos afectivos
¿Cómo afrontar la adolescencia de nuestros hijos?
La Adolescencia, es sin duda, un momento en la vida de toda persona donde se pueden sentir intensas emociones así como es habitual que se produzcan enfrentamientos con los padres y otros adultos.
De cara a apoyar y ayudar a nuestros hijos en esta etapa evolutiva es importante que tengamos claras las características y problemas normales y comunes a todos los adolescentes, como vamos a comentaros a continuación.
Hay dos cambios importantes en la pubertad, los fisiológicos, estos son, cambios físicos que el niño va a experimentar, y los psicológicos, que aún considerándose como normales, cogen desprevenidos a muchos padres y se angustian temiendo que a su hijo le suceda algo malo.
Los cambios físicos suelen aparecer a partir de los diez u once años en las niñas y un poco después en los varones. Debido a lo rápido que se transforma su cuerpo, muchos adolescentes se preocupan por su aspecto y necesitan ser tranquilizados. Lo ideal es informarles antes de estos cambios que se van a producir en su cuerpo para que no les pillen desprevenidos.
Todos estos cambios a nivel físico, usan gran cantidad de energía, lo cuál podría explicar la necesidad de los adolescentes de dormir más y levantarse en muchas ocasiones más tarde o costarles más levantarse por las mañanas.
De todos modos, es importante tener en cuenta que cada persona tiene su propio ritmo de desarrollo y no olvidemos observar a cada adolescente de manera individual.
A nivel psicológico, se producen grandes cambios emocionales, que aunque son positivos, resultan confusos e incómodos para los adultos y para el propio sujeto.
Para crearse una nueva forma de ser en el mundo… los adolescentes necesitan salir de sus casas. Podemos decir que el grupo de amigos se convierte en lo más importante en ese momento, porque con ellos van a construir su nueva subjetividad.
Por otro lado, se producen más conflictos y discusiones con los padres, debido a su necesidad de independizarse. Los padres pasan a un plano secundario y los jóvenes se involucran mucho tiempo en actividades como, hablar por teléfono, escuchar música, consultar el ordenador, salir…
Para ser más independientes, intentan nuevos caminos que les alejan de sus familias; pero al enfrentarse con dificultades, se irritan y disminuye su confianza en sí mismos; lo que los lleva de nuevo a acercarse a sus padres que deben proporcionarles apoyo y cariño.
En términos generales debemos tener en cuenta unas pautas a seguir:
- Razonar el tiempo necesario una decisión que hemos tomado respecto a la conducta de nuestro hijo y una vez tomada mantenerse constantes los dos padres en ella aunque cueste mucho trabajo. Debemos esforzarnos en no crear contradicciones, no mandar hoy una cosa y mañana otra porque nos quedamos sin credibilidad.
- No dejarnos llevar por el enfado o ira, ya que podemos dar ordenes o tomar decisiones que luego tendremos que corregir por inadecuadas.
- Mostrar paciencia, ellos intentarán imponer sus condiciones y criterios ante las cosas, y debemos razonarlo todo con ellos.
- Manifestar interés por las cosas que ellos consideran importantes, no podemos exigir, dar órdenes y luego desaparecer cuando ellos necesitan compartir algo con nosotros.
- Recordar valorar todo lo adecuado y bueno que hagan, es importante reforzar lo positivo, aunque nos parezca que es su deber, puesto que en esta crisis de la adolescencia a ellos todo esto les supone un esfuerzo.
- Reconocer cuando nos veamos desbordados por la situación y si es necesario pedir ayuda a un profesional que nos oriente.
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