10 consejos para controlar la ira
¿Se puede controlar la ira?
!Claro que sí!
La ira, sea consciente o inconsciente afecta negativamente al amor en la pareja y suele ser la causa más común de ruptura, ahora planteamos unos métodos que pueden ayudarnos a lograrlo:
1. En primer lugar, deberemos ser conscientes de que estamos enfadados, decírselo a nuestra pareja, de la misma manera que le decimos «estoy cansado, estoy asustado«
2. En segundo lugar, hemos de reconocernos a nosotros mismos que nos sentimos disgustados, enfadados por determinada conducta; identificar la ira será el siguiente paso para poder ponernos manos a la obra para desactivarla.
3. Renunciar a ella porque no nos lleva a nada bueno, al contrario, nos altera, nos perjudica a nosotros y a nuestra pareja y no tenemos necesidad de crearla, aunque nos hayan tratado de manera injusta.
Hemos de ser valientes y reconocer que somos nosotros quienes creamos nuestra propia ira. Somos responsables de ella y deberemos decirnos, «sí, mi pareja ha podido actuar erróneamente, o haberme tratado injustamente, pero sólo me ha defraudado porque no me ha dado lo que yo quería» (para reconocer esto se necesita de mucho valor). «Me siento enfadado e irritado por su conducta deplorable, sentimiento negativo perfectamente sano, pues deseo que se comporte de otra manera y se arrepienta de no haber actuado de esta otra manera. Pero yo también me he enfadado exageradamente y me he comportado injustamente al pretender que él tiene que hacer lo que yo quiero o que mi vida se vuelve espantosa si no lo hace y que por lo tanto es una persona horrible.»
Si he sido yo quien ha decido pensar así, también puedo elegir pensar de otro modo más sano como la decepción, el pesar o el fastidio, sin necesidad de llegar a esa irritación extrema que produce la ira.
4. Hacer partícipe a nuestra pareja o persona íntima de nuestra dificultad a la hora de controlarnos. Pedirle que nos sugiera algún consejo para aparcarla y así mejorar nuestra relación.
5. Aceptémonos con nuestra ira. Los sentimientos de ira son algo normal en el sentido de que forman parte de la condición humana, son un aspecto de nuestra falibilidad humana aunque casi siempre acaban derrotándonos o dañando nuestras relaciones. Si nos condenamos por tener estos síntomas- ira, ansiedad, depresión…- dificultaremos la tarea de librarnos de los mismos. Si nos regañamos por la estupidez de estar enfadados con nuestra pareja, ¿cómo vamos a tener tiempo y energías para entender qué fue lo que nos dijimos a nosotros mismos para crear nuestra ira y así poder derrotarla?
6. Si no nos aceptamos como somos, nos sentiremos ansiosos y deprimidos. Si aprendemos a querernos como somos, por muy enfadados que estemos o por muy insesatamente que actuemos, nos deprenderemos de gran parte de nuestra vulnerabilidad, esos sentimientos de dolor que suelen contribuir a que nos sintamos más tristes y enfadados todavía.
7. Eliminar los debería o deberían que en otro artículo ya profundicé más titulado ¿por qué no soy feliz?. Tras haber reconocido plenamente nuestros sentimientos de ira, si no nos condenamos por tenerlos, podemos buscar sus fuentes filosóficas. Darnos cuenta de que casi siempre se esconde una persuasión firmemente arraigada e inflexible detrás de la rabia, persuasión que incluye algunos deberían o deberías, por lo tanto busquemos los nuestros. Cuando nos enfadamos con nuestra pareja, generalmente bajo la discusión se esconde el deberías del resentimiento: «deberías tratame de manera amable, atenta, cariñosa y aprobadora» así como el deberían de la baja tolerancia a la frustración: » las condiciones en las que vivo deberían ser agradables y no frustrantes, de manera que pudiera conseguir todo lo que quiero sin demasiado esfuerzo«
Más concretamente con nuestra pareja a veces pensamos «yo me casé para estar alegre y feliz, pero existen condiciones desagradables en nuestra relación que no deberían seguir existiendo de esta manera tan agobiante. Es terrible que sea así ¡no lo soporto más!, la vida en pareja es horrible y me estresa infinitamente…»
Apliquemos esta regla en nuestra relación de pareja, hijos, condiciones en que vivimos, familia política, relaciones sexuales con nuestra pareja, etc. En cuanto nos centremos bien y distingamos las variaciones del verbo deber habremos localizado las fuentes más importantes de nuestro enfado y despecho.
8. Separar los deseos respecto a nuestra pareja y nuestra relación con ella de los imperativos obsesivos y exigentes. Por ejemplo, podemos decirnos «Me gustaría tener relaciones sexuales con mi pareja dos veces por semana en vez de una vez cada dos semanas» (deseo) Pero podemos añadir insensatamente la siguiente frase a continuación «y por tanto, él/ella debe ver las cosas tal y como yo las veo» (obsesivo-dogmático).
En la mayoría de nuestras exigencias absolutistas respecto a nuestra pareja se esconden deseos o preferencias realistas y razonables, por lo tanto, busquemos cuáles son los deseos y separémoslos de las exigencias según las cuales tenemos que colmar o satisfacer ese deseo.
9. Pongamos en tela de juicio nuestras exigencias, porque si no, probablemente nunca nos desprendamos de ellas. Se trata de cambiar la rabia improductiva por emociones negativas sanas.
10. Reducir nuestros sentimientos de ira mediante medios conductuales y emotivos. Por ejemplo, emotivamente podemos decidir actuar cariñosamente en vez de hacerlo de manera airada con nuestra pareja. Respecto a los métodos conductuales, podemos ponernos en situaciones que fomentan nuestra ira para ejercitarnos y así hacerles frente adquiriendo práctica. También es útil aplicar métodos para probar conductas y practicar trabajando en sesiones de psicoterapia, por ejemplo, para reaccionar más saludablemente cuando nuestra pareja realice alguna acción presuntamente irritante.
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