Ansiedad
Psicólogos especialistas en ansiedad en Madrid
La ansiedad es una expresión afectiva desagradable comparable al miedo. La diferencia es que el miedo está provocado por el temor a algo concreto, mientras que en la ansiedad se siente igualmente miedo pero sin que lo provoque objeto alguno. La ansiedad puede comenzar de una forma lenta e insidiosa, con cierta tensión nerviosa que va creciendo paulatinamente o bien de forma brusca, dando lugar al ataque de pánico o crisis de ansiedad. A menudo no se relaciona con acontecimientos precipitantes y el que la sufre no encuentra motivos que la justifiquen.
La ansiedad es una respuesta de nuestro organismo ante situaciones de peligro y una vez este peligro disminuye la ansiedad desaparece. Sin embargo no siempre sucede así y no logramos controlarla. El miedo, la ansiedad cuando se hace demasiado intenso o frecuente tiende a mermar nuestras capacidades vitales. Hay situaciones en las que nos llega a paralizar y bloquear. Es entonces cuando necesitamos ayuda externa a la hora de afrontar nuestros miedos para hacerlo de un modo efectivo y seguro.
¿Estoy sufriendo un ataque de ansiedad?
Ataques de pánico
- El primer síntoma destacable de la crisis de ansiedad tiene lugar en el corazón:
- Fuertes y violentos latidos cardíacos que golpean el pecho y repercuten en el cuello y cabeza. Esto desencadena el primer pánico. El que lo está sufriendo tiende a pensar que está sufriendo un infarto, un paro cardíaco incluso llega a pensar en la muerte. Este miedo se va incrementando cuando, aparece dolor en el pecho, sensación de ahogo y dificultad para respirar, mareo, debilidad muscular y pérdida de equilibrio.
- La persona que está en plena crisis de ansiedad, pasa por momentos que él, con toda razón cataloga de espantosos:
No sabe si correr, gritar o huir. Lo más probable es que acabe en el servicio de urgencias de un hospital, ingresado con la firme convicción de que no saldrá de esa experiencia. Pero tranquilidad, lo más normal es que, tras ser calmado y tratado con la atención debida, salga a los pocos minutos por su propio pie y con gran sensación de alivio. - Otro síntoma destacable tiene lugar en el sistema respiratorio:
Existe el denominado «hambre de aire» donde la persona que está sufriendo un ataque de ansiedad tiene una dificultad respiratoria siente que no puede tomar el aire suficiente y que su pecho no se expande al inspirar. Como consecuencia se termina respirando con jadeos y gran aceleración lo cual disminuye el anhíbrido carbónico de su organismo y le producirá otro síntoma aún peor - Sensación de acorchamiento y cosquiello en los dedos y extremidades:
a veces se siente incluso contracciones y espasmos musculares y frecuentemente mareos y vahídos. - Y por último, si todo lo anterior no ha sido suficiente, el sistema nervioso puede activar de forma descontrolada el resto del organismo:
Con la aparición de náuseas, vómitos, diarreas, etc.
Sin embargo esta descripción corresponde a una crisis de ansiedad grave y completa y no siempre ocurre así. A veces pueden aparecer tan sólo algunos síntomas. Esto no quiere decir que no sean SUFICIENTES para que una vez sentidos, no se olviden jamás.
Tratamiento para la ansiedad generalizada
El problema que exagera la crisis de ansiedad es la autoalimentación, es decir, la aparición de los primeros síntomas produce temor y alarma, y esta alarma desencadena a su vez más síntomas, alimentando la crisis. De este modo puede aparecer el miedo al propio miedo, cayéndose en un círculo vicioso. Por eso:
- Lo primero que hay que hacer es perderle miedo a lo que está ocurriendo. Es verdad que el sistema nervioso está acelerado pero no hay modificación orgánica. Un organismo sano no va a matarse a sí mismo con ellos.
- Al acudir a un profesional para tratar dicha crisis, estamos poniendo remedio a nuestros problemas y mejoraremos nuestra calidad de vida, ya que estas crisis provocan desequilibrios en nuestra vida familiar, laboral y puede ocasionar problemas familiares, de pareja o sociales.
- La terapia cognitivo-conductual ha resultado ser una alternativa más eficaz y económica que los fármacos y no supone ningún riesgo para la salud. Reduce los síntomas de ansiedad y depresión y mantiene la mejora a largo plazo.
- La terapia psicológica ofrece mayor adherencia al tratamiento, una disminución significativa del riesgo de recaída y una elevada tasa de recuperación evitando así que se haga un trastorno crónico, disminuyendo el número de visitas al especialista.
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