Autoestima

La autoestima es el afecto que depositamos sobre nuestra propia persona. A partir de mi autoestima determino mi valor como ser humano. A mayor autoestima, más creo en mi valor como individuo y a menor, menos creo en mi valor y más abandonado, inútil y derrotado me siento. La gran aspiración del ser humano es alcanzar la felicidad y por lo tanto todos en algún momento nos hemos planteado ¿qué es la felicidad?. Popularmente existen rasgos comunes para definirla y aunque en ocasiones se ha atribuido ésta a la suerte y el destino o incluso con lo extraordinario, esto es falso.

La función del psicólogo no es otra que la de ayudar al hombre a reeducar su conducta, pensamiento y emociones para que logre una mejor calidad de vida y reeducar también quiere decir eliminar ciertas creencias viejas sobre la felicidad y sustituirlas por el conecpto más humanizado del bienestar.

La terapia cognitiva ha demostrado su eficacia en casos de depresión grave, pero también en pequeños trastornos que, sin tener gran importancia, contribuyen a complicarnos la existencia. El sentimiento de culpa, la baja autoestima, la vulnerabilidad ante la crítica o la tendenca a no hacer nada son algunos ejemplos de pequeños desequilibrios que causan infelicidad.

La autoestima es la clave de la felicidad porque es el filtro que media entre nosotros y la realidad. Es el caso conocido del «vaso medio lleno o medio vacío». Un estudiante aplicado que tras haber estudiado,  se dice «he sacado notable pero otros sobresaliente, he aprobado por casualidad» no cree en sí mismo y por lo tanto no piensa que sus éxitos sean merecidos y siempre encontrará otras personas con las que compararse. Así le ocurrirá con el resto de las cosas que apreciamos del hombre tales como la belleza, el éxito, la suerte en el amor, la fama o la salud.

Es cierto que todos los seres humanos retroalimentamos nuestra autoimagen a partir de nuestra interacción con los demás, su reacción hace función de espejo sobre nosotros mismos, sin embargo no podemos olvidar que existe la posibilidad de subordinar nuestra autoestima a la opinión de los demás o no hacerlo.

La persona con alta AUTOESTIMA:

• Se respeta a sí misma
• Acepta sus cualidades y defectos en virtud de su unicidad como ser humano
• No cae en comparaciones vejatorias
• Es tolerante consigo misma y con los demás.

La autoestima nace con nosotros. La capacidad de amarnos a nosotros mismos es una cualidad innata. Desgraciadamente para algunas personas, las circunstancias de la vida y , sobre todo, las relaciones interpersonales que mantienen con otras personas causas estragos sobre su autoconcepto., acabando en una desvalorización total de sí mismas.

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