Los celos en los más pequeños


Los celos pueden definirse como un estado subjetivo caracterizado por una sensación de frustración al creer que ya no somos correspondidos emocionalmente por las personas queridas (padres, parejas…) o, al menos, con la intensidad y frecuencia que deseamos o necesitamos.

Muchas son las causas que pueden disparar los celos. En la infancia es habitual la aparición de celos tras el nacimiento de un hermanito. En cierto modo, el niño se protege y reclama seguir teniendo la misma atención que se le dispensaba antes y que ahora tiene que ser compartida. Por tanto, puede tener un cierto valor adaptativo. No obstante, en muchas ocasiones, la respuesta de celos es exagerada, prolongada en el tiempo y cursa con gran malestar y deterioro en las relaciones familiares. Es, en estos casos, cuando la ayuda profesional es imprescindible.

Existe una experiencia subjetiva de malestar emocional y frustración independientemente de los hechos que la provoquen y perpetúen.
Estas causas pueden, a su vez, ser reales y obedecer a hechos objetivos, o irreales (imaginadas o inventadas) en cuyo caso podríamos estar ante un trastorno clínico.

Normalmente, la respuesta del niño o persona que padece los celos, cursa con envidia y resentimiento hacia la persona intrusa que se percibe como un rival para compartir el mismo espacio afectivo.
Los celos llevan además implícitos un proceso de distorsión cognitiva acerca de los hechos objetivos, los sentimientos de los otros, las consecuencias futuras y, en definitiva, de la percepción de la realidad. Esto añade más carga negativa pudiendo incrementar en el niño una baja autoestima, cuadros de ansiedad o miedos pero también conductas desadaptadas como más adelante se expone.

ORIENTACIONES QUE DEBEMOS DE LLEVAR A CABO

Celos, llamadas de atención


  • Elogiarle, valorarle, decirle que le queremos y demostrárselo (caricias, darle mucho cariño). Está sintiendo justamente lo contrario, por lo que debemos llenarle de afecto.
  • Procurar no manifestar el cariño hacia su hermana con demasiada efusividad cuando él esté delante. Eso no significa que tengamos que ser fríos y distantes: el sentido común nos dirá qué actitudes pueden herirle y cuáles no.
  • Mostrarle lo importante que es hacerse mayor, con comentarios del tipo: “qué bien que te estás haciendo mayor…”, “ayúdame a hacer esto que ya eres grande…”.
  • Cuidar la forma cómo actúan otros miembros de la familia: abuelos, tíos, padrinos…, porque algunas de sus actitudes pueden fomentar inconscientemente los celos entre los hermanos.
  • No castigarle cuando manifieste su envidia. Mejor ignorarla. Debemos pensar que está sufriendo un arrebato y que no es culpable de lo que siente. Eso no significa que no tengamos que intervenir si existe un riego evidente.
  • Tener mucha paciencia. Debemos entender que lo está pasando mal. Los celos pueden presentarse de un día para otro, pero no se extinguen tan rápidamente.
  • Es positivo que pueda tener algún privilegio como hermano mayor, como ir con papá a montar en bici o poder llevar el carro de la compra.
  • Hacerle partícipe de los cuidados de su hermana: ayudar en el baño, traer el pañal, ponerle el chupete…
  • Nunca hacer comparaciones entre los hijos. Debemos cuidar especialmente este punto, porque, muchas veces, de manera inconsciente, manifestamos favoritismos o preferencias por algún hijo en particular.

Para concluir, es importante dedicar tiempo a solas con el niño/a, que él se sienta querido y participe de las situaciones que van sucediendo.
En muchas ocasiones los padres no disponen del tiempo necesario para poder dedicar todo el tiempo que desearían.
Por ello el tiempo que dispongamos para el niño/a será exclusivamente para el/ella.

Estas cuestiones es como todo con PACIENCIA y CONSTANCIA todo se consigue.

Almudena Cires Hernández. Psicopedagoga

www.cheapadultwebcam.com Publicado el 28 noviembre, 2014