¿Cómo controlar los impulsos?


En ocasiones, es posible que te sorprendas  haciendo cosas que realmente no quieres hacer. Generalmente se trata de acciones que nos producen placer durante su desarrollo pero que posteriormente nos generan sentimientos de culpa u otros inconvenientes. Si esto nos sucede de forma habitual entonces tendremos que mejorar nuestro autocontrol.

El requisito imprescindible que debe cumplir un comportamiento para que podamos hablar de autocontrol es que éste se ponga en marcha sin ninguna incitación externa a la persona. Es uno mismo quien debe decidir ponerse a construir y trabajar su propio autocontrol.

Desde el punto de vista de la terapia de conducta, el autocontrol es concebido como una habilidad entrenable, es decir, es algo en lo que se puede mejorar. Teniendo en cuenta esto, el autocontrol podría definirse como una habilidad susceptible de aprendizaje que englobaría cualquier comportamiento controlado exclusivamente por la persona que trate de alterar la probabilidad de ocurrencia de otra conducta cuyas consecuencias, en algún momento podría resultar negativas para el sujeto. Es decir, en cierto sentido el autocontrol consiste en la habilidad para generar comportamientos que impidan o dificulten la aparición de conductas que no deseamos.

TÉCNICAS DE AUTOCONTROL


Las técnicas de autocontrol se dividen básicamente en dos grandes grupos:

  • Controlando los estímulos: Queremos reducir la probabilidad de aparición de dicha conducta indeseada, por ello debemos actuar antes de que ésta aparezca. Algunas técnicas de control estimular son:
    • Restricción física: Esta estrategia consiste en prevenir una repuesta, por ejemplo, ponerse guantes para no morderse las uñas.
    • Eliminación de estímulos: Consiste en hacer desaparecer los estímulos que normalmente desatan nuestros comportamientos indeseados, por ejemplo, sacar la televisión del cuarto de estudio o no comprar los productos hipercalóricos que nos hacen engordar.
    • Reordenar los estímulos: No consistiría como la anterior en eliminar los estímulos que desencadenan la conducta problemática sino de reducirlos. Por ejemplo, comer a horas fijas y siempre en el mismo sitio, fumar sólo en determinadas ocasiones, etc.
    • Viviendo en sociedad, que el medio social nos ayude: Introducir alguna persona en el contexto en el que se da la conducta problemática, para que su presencia impida la realización del problema. Por ejemplo, el ama de casa que va siempre al mercado acompañada de una vecina para no pararse en las máquinas tragaperras.
    • Modificar las propias condiciones físicas o fisiológicas: Lo que se pretende es modificar el medio interno del sujeto de tal manera que se reduzcan las posibilidades a aparición del comportamiento o problema. Por ejemplo, comer algo antes de ir a la compra para evitar ciertas tentaciones. O relajarse durante unos minutos antes de pedir explicaciones a tu pareja para no perder el control.
  • Técnicas para programar nuestra conducta: La intervención se realiza a posteriori, manipulando las consecuencias de la conducta con la intención de reducir su probabilidad de aparición en el futuro. Algunas técnicas de programación conductual son:

    • Autoreforzamiento: En este caso, la persona se premia a sí misma una vez realizado el comportamiento deseado. El premio puede ser de naturaleza material (comida, dinero, ropa), actividades gratificantes, reforzamiento simbólico (expresiones positivas) o retirada de un estímulo aversivo (retirar la fotografía de uno mismo en bañador antes de empezar el régimen de la nevera cuando se ha conseguido perder determinados kilos.
    • Autocastigo: Se acuerda con el terapeuta qué conductas castigar y cómo. Si serán físico (golpe eléctrico, golpe con una goma) simbólico (expresiones verbales de autodesaprobación) o eliminación de estímulos positivos (no ir al cine, no tomar postre) etc. Esta técnica se utiliza como último recurso y en combinación con otras técnicas como el autoreforzamiento, el control estimular y sobre todo entrenando habilidades alternativas.
    • Técnicas de autocontrol encubiertas: Se denominan así porque consisten en la utilización de la imaginación para representar estímulos, respuestas y consecuencias, tanto positivas como negativas. Por lo demás, son iguales a las técnicas no encubiertas. Claro que en estos casos será necesario que el sujeto tenga un nivel suficiente de capacidad imagintativa. Si no es el caso, se tendrá que proceder a un entrenamiento de la misma o se utilizarán únicamente métodos no encubiertos.

Estas técnicas por sí mismas no producen cambios estables y duraderos, si no que además es necesario aprender comportamientos y estrategias alternativos que sustituyan los comportamientos problemáticos por otros más adecuados. Por ejemplo, una persona obesa no sólo debe aprender a no comprar productos hipercalóricos si no que debe desarrollar habilidades para llevar una dieta equilibrada.

Gracias al tratamiento de tus emociones, serás capaz de conseguir:

  1. Capacidad para controlar los conflictos contigo mismo y con los demás.
  2. Tener razonamientos lógicos y no tan impulsivos ante cualquier situación.
  3. Más seguridad y confianza en ti mismo/a.

Existen varios desórdenes en este tipo de trastorno


  • Trastorno explosivo intermitente
  • Cleptomanía
  • Piromanía
  • Juego Patológico
  • Tricolomanía
  • Compra compulsiva
  • Control de la Ira
  • Onicofagia (morderse las uñas)
  • Procastinación o postergación
  • Síndrome de Tourette
  • Tics nerviosos
  • Trastorno del Control de los Impulsos no especificado
    • Se incluyen aquellos trastornos que no cumplen los criterios para los descritos en otras secciones, y que cursan con síntomas relacionados con el control de los impulsos.

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Publicado el 9 diciembre, 2014